El viaje de Mónica López: la soprano colombiana que encontró en la ópera cómo ayudar a desplazados afganos

Una orquesta, Afganistán Freeharmonic Orchestra, que da esperanza a los músicos que han huido de sus países por persecución, en su mayoría de Afganistán, se presentará este mes en Estados Unidos y una de las artistas que participa en la iniciativa es colombiana.
Mónica López, aunque no salió huyendo del conflicto como lo han hecho muchos de los campesinos de su país, se ha dedicado a recorrer el mundo como soprano de ópera y a apoyar las causas que para ella valen la pena.
“Muchos de mis compañeros están en asilo, han perdido sus instrumentos y sus voces han sido silenciadas. Este concierto será especial: el compositor Cudrat Wacefi —gran amigo y fundador de la orquesta— está escribiendo una pieza para la ocasión”, comparte López, quine se ha visto conmovida por la historia del músico que fue criado en un orfanato en Afganistán porque su familia no tenía los medios para cuidar a todos sus hermanos, y allí encontró en la trompeta un escape.
Cuando los talibanes tomaron el poder en 2019, él tuvo que exiliarse. Los músicos comenzaron a ser perseguidos y torturados. Él logró salir gracias a contactos internacionales que trabajaban en proyectos educativos. Hoy vive en Boston con una familia que lo acogió, estudia gracias a donaciones y está pidiendo asilo.
“Su historia es durísima, pero lo que más me impacta es su capacidad de gratitud. No guarda rencor; al contrario, tiene un deseo inmenso de servir, de compartir su cultura. Me cuenta, por ejemplo, que su hermana —que sigue en Afganistán— se resiste a quedarse callada. Ella marcha, protesta, quiere estudiar. Y eso los tiene muy preocupados. Pero su valentía es conmovedora”, cuenta López.

Mónica López Foto:Cortesía
Anécdotas como esta son las que nutren el espíritu de la joven violinista, para pararse en el escenario, imprimir cariño a sus notas y replicar el idioma universal de la música, con el que pronto llegará a Madrid y Berlín, interpretando obras de Claudio Monteverdi y de Richard Strauss. Además, por historias como la de Wacefi ha trabajado activamente en la promoción de los derechos de los artistas, apoyando programas que buscan visibilizar a los artistas de Afganistán, especialmente las mujeres, que han sufrido un veto cultural.
López también desempeña un papel clave en la parte administrativa de la Afganistán Freeharmonic Orchestra, donde actúa como facilitadora y organizadora de campañas en redes sociales. De hecho, ha sido directora en el 2023 y ahora pertenece a la junta directiva de la orquesta soprano y violinista de la orquesta Alte MünzeAlte Münze.
La historia musical de la artista empezó a trazarse en su natal Bogotá, en medio de coros de iglesia, en recitales navideños y en su habitación, practicando por horas el violín.
“La presentación que más recuerdo fue en la Plaza de Bolívar, cantando con un coro cuando tenía unos cinco años. Estaba chiquita, con boina roja y corría por ahí molestando con mi falda. Siempre he sido de cuna cristiana, así que por ahí empezó lo del canto. A los ocho años surgió mi inquietud por el violín, gracias a una pastora amiga que le dijo a mi papá: ‘Ella tiene esa chispita musical, deberían inscribirla en la orquesta sinfónica’. Así empecé a tocar violín después de asistir a conciertos didácticos y enamorarme del instrumento”, recuerda esta soprano de 33 años.
En un inicio se inclinó por dedicarse a las finanzas y las relaciones internacionales, en la Universidad Externado. Pero, esos momentos en que ‘parchaba’ con sus compañeros y en que terminaba sacando el violín en la plazoleta, terminaron por hacerle caer en cuenta que lo suyo eran las notas altas y las cuerdas.
“Mis papás me apoyaron, y entonces entré a Los Andes. En tercer semestre, solo quería tomar clases de técnica vocal. Me dijeron: ‘Puedes hacer la doble titulación (violín y canto) si quieres’. Pensé que era meterme en dos carreras de instrumentos muy exigentes. Al especializarme en violín debía dedicar mínimo ocho horas diarias. Entonces pensaba: ¿a qué horas estudio canto, orquesta y todo lo demás? Pero me dijeron: “Tienes buen promedio, te aceptamos”, cuenta López.
Al entrar a estudiar canto, otra puerta se abrió: la ópera. En clases colectivas, los profesores ponían de tarea investigar este tipo de arte y se enamoró de los espectáculos, los vestidos elegantes, la carga dramática y la voz impactante de los cantantes. “Me fascinó que en este show convergen todas las artes’”, cuenta la soprano.
Y agrega que desde Colombia surgieron algunas oportunidades gracias a los grupos juveniles de la Filarmónica de Bogotá. “Estuve cuatro años en el coro filarmónico. Mientras estaba en la universidad, audicioné y quedé como soprano. Ahí pude ser solista en varias versiones de ópera al parque. También trabajé en eventos —matrimonios, brindis—, donde tocaba violín y cantaba. A la gente le gustaba mucho”, dice López.
Con ganas de saltar a otros escenarios, la joven bogotana se presentó en una maestría de Boston, Estados Unidos. Pasó y desde entonces no se desliga del país norteamericano, en dónde interpreta ópera, zarzuela y no deja de prepararse para enfrentar nuevos retos de la mano de la academia.
Pues, para la artista es muy importante estudiar, sobre todo en el mundo clásico. “Las bases lo son todo. El músico clásico, así como el de jazz, necesita tener fundamentos sólidos, tanto a nivel técnico —para cuidar el instrumento, en mi caso la voz— como a nivel musical: el contexto histórico, la armonía, el contrapunto. Saber, por ejemplo, por qué una nota encaja en un lugar y no en otro. Cómo afinar de acuerdo con la armonía... hay muchísimo conocimiento técnico y teórico que, si no lo estudias, simplemente no lo vas a lograr”, concluye la cantante, quien ve esto como una competencia de atletismo: un atleta no puede ganar si no sale todos los días a correr, a estirarse, si no cuida su alimentación, su descanso. De la misma manera, un músico clásico que no estudie, que no se prepare, simplemente no va a llegar lejos.
La preparación se ha convertido en la clave del éxito para Mónica López, en especial, en un mundo en dónde abundan artistas con su mismo tipo de talento. “Casi todas las mujeres en el canto lírico somos sopranos, entonces muchas vamos por el mismo rol. Es muy difícil destacar. Y también está el reto de aprender a recibir un 'no', muchas veces. Justamente hace poco leí sobre los rechazos que vivieron grandes cantantes como Montserrat Caballé, Enrico Caruso o Renée Fleming. A Caruso, por ejemplo, a los 25, a los 28 y hasta a los 35 le seguían diciendo que no. Y terminó siendo uno de los más grandes de la historia. Eso me da fuerza: saber que este camino es así de duro, incluso para los mejores”, reflexiona.
Además de un arduo trabajo, de salir del campo de la música, estudiar alemán, francés e inglés, para perfeccionar su obra en otros idiomas e ingresar a otras industrias, López ha encontrado en su obra dos factores importantes que la han llevado a al panorama internacional de la ópera.
Uno de los elementos es Dios. Al ser cristiana, desde pequeña ve en al todopoderoso en cada una de sus obras. Por ello, antes de pisar cada escenario “Pienso, respiro y oro”, cuenta y agrega: “También me conecto desde otro lugar: canto primero para mí, y luego para los demás. Porque si uno no se tiene en cuenta como la primera persona a la que debe amar, es difícil conectar con los otros”.

Mónica López Foto:Cortesía
Actualmente, Mónica trabaja en un álbum de himnos cristianos en español e inglés, donde fusiona la técnica del canto lírico como soprano y violinista, acompañado de un pianista. “Este álbum, titulado Un mensaje de esperanza busca ser un oasis de inspiración en medio de las dificultades de la vida, y es una obra única en su género. Siempre llevo con orgullo el nombre de mi país, Colombia, y mis raíces se reflejan en cada nota y sentimiento que expreso, recordando siempre lo que significa "hacer país"’, confiesa.
María Jimena Delgado Díaz
eltiempo