'Hipótesis del plomo': la ciudad que era señalada de ser una 'fábrica' de asesinos

Asesinos en serie en Tacoma
Imagen generada con ChatGPT
Estados Unidos en los años 70 no solo experimentó un auge cultural, sino que también tuvo que enfrentar un fenómeno que ha sido objeto de estudio durante décadas: la proliferación de asesinos seriales.(Lea más: Los increíbles objetos rescatados del Titanic: están guardados en un lugar secreto)
A lo largo de ese periodo, nombres como Ted Bundy, Randy Woodfield y Gary Ridgway encabezaron las tapas de los periódicos por sus atroces crimines. Sin embargo, un detalle que se suele pasar por alto es que, además de los casos que les dieron fama, todos están relacionados con la ciudad de Tacoma (Washington).
Esta zona al noroeste de EE. UU. vivió una especie de 'edad de oro' de los asesinos múltiples que algunos expertos asocian con las condiciones del entorno. En especial, con la contaminación por plomo.
La escritora Caroline Fraser plantea esta teoría en su libro 'Murderland', en el que señala que las fundiciones cercanas que expulsaban columnas de sustancias contaminantes al aire, incluyendo también al arsénico y cadmio, pudieron impulsar esta oleada de terror. El postulado es más conocido como 'la hipótesis del plomo'.
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'Más plomo, más crimen'El planteamiento sostiene que, si bien en esa época había fábricas de este tipo por todo el país, la de Tacoma se encontraba justo en el centro de la ciudad, por lo que el polvo que emitía caía en los patios, en las calles y se extendía más allá. Esa capa, que dejaba un sabor metálico en la lengua, no solo derivo en consecuencias a nivel ambiental, sino también social.
"En las décadas de 1950 y 1960, el geoquímico Clair Patterson demostró que la exposición al plomo había causado lo que él llamó "pérdida de agudeza mental". Pero los efectos del plomo son muy variados; además de la inteligencia, puede afectar la personalidad. Muchos estudios relacionan la exposición al plomo con un tipo particular de daño en la corteza frontal que provoca un aumento de la agresividad", explicó la experta en una entrevista al 'Time'.
Pero, ¿qué tienen que ver Bundy y los demás con Tacoma?
Según las investigaciones de Fraser, Ted Bundy creció a la sombra de la fundición de cobre en esta zona del noreste. Gary Ridgway e Israel Keyes también vivían en las cercanías.
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Fundición Asarco en Tacoma
Washington state Department of Ecology
Y, de hecho, la lista es mucho más amplia. Pese a que no residían propiamente en este sector, asesinos como Charles Manson y Richard Ramirez tuvieron contacto con la contaminación por este metal. El primero pasó 10 años en una prisión cercana, donde el plomo se infiltraba en el suelo; mientras que el segundo creció junto a otra fundición en El Paso (Texas).
"Ciertamente, para la época de Ramírez [a mediados de los 80], la gente se preguntaba: "¿Qué demonios está pasando aquí?". Ahora me sorprende que nadie preguntara por qué. Nadie analizaba el patrón general y se preguntaba: "¿Hay más asesinos que antes? ¿Hay algo sobre el noroeste del Pacífico?". El FBI se presentaba como los expertos, pero no explicaba nada sobre el fenómeno. Los asesinos en serie siempre han estado entre nosotros de alguna manera, pero ciertamente no en esas cifras", concluyó la autora.
La planta cerró definitivamente sus puertas en 1983 y los últimos vestigios de la industria desaparecieron en 1993, cuando se demolió su chimenea.
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